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domingo, 27 de noviembre de 2011

L´ALT DE BENIMAQUIA



El yacimiento del Alt de Benimaquia se encuentra en la cima de la colina que le da nombre, a 225 metros sobre el nivel del mar, y que constituye la ultima estribacion occidental del macizo del Montgó (756 metros), al norte de la provincia de Alicante, entre Denia y Xabia.
Se trata de un pequeño poblado con una superficie de 0,50 hectáreas, cuya planta triangular esta perfectamente delimitada en dos de sus lados (norte y oeste) por una muralla de bloques grandes y medianos, reforzada por seis torres con planta de tendencia cuadrangular, y el tercerom(sur) por un fuerte precipicio de varias decenas de metros.
 El doctor H. Schubart realizó cuatro catas rectangulares de diversa extensión, además de unos levantamientos planimétricos (plantas, alzados, etc...) muy completos, que le permitieron proponer una cronología de los siglos V-IV a C para la ocupación del lugar. Todo ello resulta lógico conociendo el estado de los estudios de la cerámica ibérica a principios de los 60, pero aun así el investigador alemán tuvo la intuición de una mayor antigüedad, dada la presencia de cerámica pintada en bandas horizontales que podía encontrarse, en otros lugares, en contextos del siglo VI a C

Es este un poblado de vía central (el asentamiento se organiza a partir de una estructura urbanística de calles rectas que articulan hiladas de departamentos a sus lados, parte de cuyas construcciones se adosan directamente a la muralla), que puede situarse cronológicamente en el Ibérico Arcaico y Pleno (siglos VI-III a.C.). La excavación del yacimiento, que ejercía un gran control sobre una vega muy fértil, fue realizada en los años 60 por H. Schubart, del Instituto Alemán de Arqueología, D. Fletcher y J. Oliver. El poblado está fortificado por una muralla de 100 metros de longitud, y una anchura de 1´5-2 metros, en ángulo recto, que cierra un espacio triangular, y con una altura conservada de hasta 2´8 metros (es posible que alcanzara los 4 metros). La muralla se realizó en piedra y estaba rematada con barro. Presenta adosados seis torreones rectangulares, de aparejo semejante a la muralla.
La cultura material del enclave se define por la existencia de un repertorio cerámico donde predominan las producciones a torno, en las que destacan las ánforas, los recipientes o jarras de  tipo pithos y vajilla de mesa, con platos y cuencos, que dejan sentir el peso de la influencia fenicia, aunque el conjunto se aleja de los ajuares hallados en enclaves coloniales. Junto a las cerámicas a torno coexiste un importante conjunto de cerámicas realizadas a mano que alcanza porcentajes cercanos al 25-30 % del total.
Este poblado estaba en la red del extenso comercio fenicio, como demuestra la aparición de ánforas de cintas de origen centro- Mediterráneo y probablemente fenicio sardo.
También se encuentran otros materiales como  jarras o botellitas, pesas de telar, fusayolas, conchas marinas, orzas a mano, fragmentos de ánforas llenas de pepitas de uva, fíbulas y abundantes restos de cereales como cebada y trigo.
Otro de los hallazgos  encontrados en alguno de los departamentos de este yacimiento son las cerámicas  hechas a torno como puedan ser las copas y también se encontraron escasos restos metálicos correspondientes, de metal y plomo ya  fuera aperos de labranza o quizá parte del armamento de las gentes que aquí moraban, no se puede concretar exactamente por el mal estado en que se encontraban y porque el hallazgo metálico fue poco.
Una de las principales novedades que se documentan en Benimaquia es la localización de una amplia área destinada a la producción de vino (se han identificado al menos cuatro lagares), donde se han documentado plataformas para el pisado de la uva, cubetas para la recogida del mosto con abundantes semillas de vid (más de siete mil), y una estructura circular, posiblemente para el prensado.

Las ánforas halladas son asimilables a las halladas en poblados y necrópolis fenicias del sur de la Península, acompañadas de varios fragmentos.
La interpretación de los excavadores lleva a considerar Benimaquia como el hábitat donde un jefe local se establece de forma destacada y donde se pueden observar los elementos determinantes para ostentar y acrecentar su prestigio, por ejemplo, las poderosas fortificaciones o el control de la producción del vino, bebida de destacada importancia en los contextos político-ceremoniales mediterráneos de consolidación del poder aristocrático.
En las cercanías del poblado se halló una estela que recuerda a las decoradas, pero que se fecha en época más tardía (siglo VI a.C.). En ella aparece un personaje, quizá un posible jefe o aristócrata, que porta en su mano izquierda un cuchillo afalcatado y en la derecha un puñal con antenas atrofiadas.
 
La cronología de estas ánforas data entre el 675 a C al 550 a C, fabricándose en diversos centros del sur de la Península, que posteriormente los íberos adoptaron formas fenicias , pasando rápidamente a ser fabricadas por los propios indígenas. Se caracterizan por ser de pastas gruesas, duras y porosas  y por estar recubiertas de un engobe blanco.


En otro de los departamentos se encontró también un pequeño alabastrón de cuerpo cilíndrico y pequeña asa maciza, con una perforación de factura basta, tratándose de una  producción del Mediterráneo Central, que dadas las características de su pasta puede proceder perfectamente de la isla de Cerdeña.
Hay también una serie de piezas  fenicias hechas a torno a las que resulta difícil encontrar un cierto paralelo entre las de más factorías  fenicias del Mediterráneo, que pueden corresponder a novedades de los alfareros de la zona.
Todo este material encuentra su paralelo en los yacimientos de Toscanos, Trayamar, Peña Negra y algunos enclaves más de carácter fenicio en el Mediterráneo al Sur de la Península.
El yacimiento es abandonado a finales del siglo VI a C tras la inutilización de los lagares cuando la producción vinícola termina de golpe y con ella la fabricación de ánforas, debido quizá a la crisis del  siglo VI a C en las factorías fenicias y los cambios en la red comercial, tal como sucede en  Peña Negra y en las demás producciones de las  colonias fenicias.
 Se ha podido demostrar la producción de vino debido al hallazgo de los lagares y las miles pepitas de uva.
Algunos historiadores  piensan que se trata de un yacimiento indígena sumergido en las redes comerciales de las factorías o  colonias  fenicias instaladas en el Mediterráneo.